La niñez de Kira estuvo marcada por el terror
de la
ocupación que la endureció, convirtiéndola en una
terrorista bajorana.
Su padre,
granjero, fue asesinado cuando luchaba en la
resistencia, y su madre, una pintora, murió de desnutrición en el
campamento de refugiados de Singha, cuando Kira tenía 3 años.
Cuando
cumplió los 12 años, fue reclutada por Lorit Akrem en Shakaa, para entrar en la resistencia.
Después de la
liberación de Bajor, Kira buscó el consuelo de Kai Opaka, líder
religiosa de Bajor.
La
gran preocupación de Kira es que los Profetas no perdone los actos violentos que llevó a cabo contra las tropas Cardassianas.
Inicialmente Kira se opuso a la alianza de la Federación con Bajor.
Pensando que la gestión de su espacio era competencia exclusiva del
gobierno provisional de Bajor. Con el tiempo ha reconocido que la
unión con la Federación ayudará a Bajor a su reconstrucción y a
evitar la amenaza de otra invasión Cardassiana.
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